En
sentido amplio, la obra teatral escrita y adaptada para ser cantada por los
diversos actores que la interpretarán, se llama ópera. La mayoría de los
argumentos escritos son adaptaciones de obras literarias famosas, algunas con
sentido humorístico, pero muchas de ellas son verdaderas tragedias musicales.
Las operetas son, la mayoría de las veces, obras cómicas o comedias musicales,
aún cuando algunas de ellas se ven marcadas por un sentimiento dramático en
alguna parte de la historia. En la ópera los actores siempre interpretan sus
papeles cantando; en la opereta las personas dicen sus argumentos y sólo cantan
en algunas partes de la obra.
En la
ópera, al igual que en otras manifestaciones del canto, las voces de los
protagonistas se clasifican de la siguiente forma:
Voces
masculinas:
1)
Tenor: voz media entre contralto y barítono
2)
Barítono: voz media entre tenor y bajo
3)
Bajo: voz que produce los sonidos más bajos y graves
Voces
femeninas:
1)
Soprano: voz aguda ligera y dramática
2)
Contralto: voz media entre tiple y tenor
3)
Mezzosoprano: voz entre contralto y soprano
El tiempo de duración de
una representación operística varía según su género y los descansos que en ella
se realicen. Una obra corta puede durar aproximadamente una hora y cuarenta y
cinco minutos, mientras que las más largas, como las de Wagner, se pueden
prolongar hasta cuatro horas, pero normalmente se tratan de adaptar para que no
sobrepasen las tres horas y quince minutos. Cabe destacar que dentro de la
ópera existen silencios muy importantes, ya sea por el contexto de la trama o
para abrir un preámbulo que destacará las voces de los intérpretes en episodios
particulares.