El término música clásica aparece por primera vez en
el Oxford English Dictionary en 1836 y señala las composiciones europeas más
destacadas del siglo anterior.1 Es el nombre habitual de la música culta,
académica, docta y otros. En la historia de la música y la musicología, es la
música del clasicismo o período clásico (1750-1820); pero en sentido popular y
de mucha aceptación en medio escrito, así lo recoge la RAE, es la música de
tradición culta; sus primeras luces en Europa se sitúan aproximadamente en
1450. Existe una expresión que abarca casi todos los períodos para definir su
época de mayor esplendor: período de la práctica común.
Hacia 1950 la composición culta (cierta complejidad
en notación e instrumentación) comienza a situarse mayormente fuera de la
tradición anterior, mediante la composición radicalmente atonal y disonante y
otras tendencias opuestas.
Los compositores clásicos aspiran imbuir a su música de
una relación muy profunda entre su contenido afectivo (emocional), y los medios
con los que lo logra. Muchas de las obras clásicas más elogiadas hacen uso del
desarrollo musical, el proceso por el que un germen, idea o motivo musical es
repetido en distintos contextos, o alterados de tal manera que la mente del
oyente, conscientemente o no, compara las diferentes versiones
Música clásica: Entre
1730 y 1820, fue una era importante que estableció varias de las normas de
composición y estructura. El período clásico también está marcado por la
desaparición del clavicémbalo y el clavicordio en favor del nuevo piano, que a
partir de ese momento se convirtió en el instrumento predominante para la
interpretación en teclado y la composición.